PRESENTACIÓN

LAS PENAS CON HUMOR SON MENOS PENAS

Este es el blog suboficial de PENURIAS EXQUISITAS, mi primera novela. Pero, sobre todo, es un espacio dedicado a la literatura de humor en el sentido más amplio de la expresión. Si un relato entretiene a quien lo lee y le ayuda a olvidarse de sus problemas por unos instantes, bienvenido sea. Aunque en el texto no se realice un alarde estilístico o se haga una brillante reflexión filosófica o futbolística. Como diría un albañil: cuanto más divertida sea una obra, mejor. En palabras de Mariano, el protagonista de esta novela, "Si, además de entretener al sujeto lector, se provoca su hilaridad, se cobran dos volátiles de una detonación."


lunes, 23 de diciembre de 2013

PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD


       

      Aún no había transcurrido un mes desde que el Ministerio desmantelara una peligrosa banda de inspectores de Hacienda que pretendía hacer su trabajo de forma impecble. También estaban recientes varios casos de jueces subversivos que, empeñados en aplicar la ley a todos los ciudadanos por igual, habían tenido que ser separados de sus cargos tras la oportuna intervención de la Fiscalía Anticorrupción. El populacho estaba nervioso y los hombres de buena voluntad veían peligrar su paz.
     Pocos días antes de nochebuena, el Ministro de Justicia ordenó retirar el spot publicitario de la Lotería Nacional y miembros de la guarnición de seguratas de Televisión Española detuvieron al autor, un conocido proabortista, porque su trabajo incitaba descaradamente al aborto (después de verlo, las gestantes tenían un deseo irrefrenable de interrumpir su embarazo para evitar a sus nascitorus el sufrimiento de vivir entre los terroríficos engendros que aparecían en el anuncio). 
     En las mismas fechas, miles de efectivos del Cuerpo Nacional de Conserjes y Porteras Uniformadas llevaron a cabo una brillante operación en la que se arrestaron a todos los miembros de la conocida banda terrorista PANDER-ETA, que pretendía sembrar el terror en todo el territorio nacional armados con zambombas y panderos pidiendo el aguinaldo mientras interpretaban villancicos de puerta en puerta sin permiso previo de la Delegación del Gobierno.
     Por otro lado, centenares de agentes uniformados del BOBU (cuerpo de bedeles, ordenanzas, botones, y ujieres) realizaron una redada inspeccionando los belenes instalados en los edificios del país. Así, fueron desalojados de todos los nacimientos José, María y el niño Jesús por ocupar ilegalmente el Portal de Belén (monumento histórico-artístico protegido por la ley). También se detuvieron a un número indeterminado de belicosos pastorcillos que se opusieron al desalojo. Además, se multó al buey y la mula, por ensuciar con sus deposiciones un edificio de interés histórico y a los propietarios de los nacimientos que tenían entre sus figuritas la del caganer por atacar a la decencia y moral pública.
      Brigadas de gorrillas desplegadas por todas las ciudades multó a miles de individuos que asaltaban a los viandantes armados con sonoras campanas y les lanzan consignas subversivas (¡Oh, Oh, Oh!) mientras intentaban camuflar su identidad con un disfraz rojo y una barba postiza blanca que cubría su rostro e impedía su reconocimiento. Y un comando especial de la plantilla de auxiliares de vuelo de Iberia detuvo a Rudolph , el reno, apenas tomó tierra en el aeropuerto de Barajas por pilotar el trineo bajo los efectos del alcohol ya que presentaba evidentes síntomas de embriaguez (era incapaz de repetir “Pablito clavó un clavito, ¿qué clavito clavó Pablito?” y llevaba la nariz roja).
      En Nochebuena, miles de adultos fueron multados por eructar o lanza a la atmósfera gases invernaderos por vía anal durante la emisión del discurso de SM el Rey y los bebés que hicieron popó se quedaron sin postre aquella noche. Además, fueron sacrificadas más de cincuenta mil mascotas que emitieron algún sonido irreverente (ladrido, maullido, ronroneo, gorjeo…) mientras sonaba el himno nacional.
     Todos los vigilantes de parking del país desplegaron una operación conjunta el último día del año para atrapar y multar a los energúmenos que abarrotaban las plazas públicas alrededor de las doce de la noche, por asistir a concentraciones previamente no comunicadas y por lo tanto no autorizadas por la Delegación del Gobierno. En Madrid, la alcaldesa estrenó el camión antidisturbios con cañón de agua para dispersar al gentío de la Puerta del Sol lanzando por su cañón relaxing café con leche. Y miembros del CACA (Cuerpo de Agentes Controladores de Accesos) repartidos por todos los cotillones celebrados en nuestra piel de toro, multaron a cientos de individuos que enmascaraban su identidad disfrazados con antifaces, gorros ridículos y narices con bigote postizo mientras ejecutaban todo tipo de conductas sospechosas en los tiempos actuales: sonreír, cantar, abrazarse…
     En toda España, miles de inmigrantes ilegales disfrazados de Reyes Magos fueron  arrestados durante la cabalgata del día cinco de enero por comandos especiales de revisores de la RENFE para ser repatriados en tren a sus países de origen. La cabalgadura del rey Melchor fue detenida en Madrid acusada de tráfico de drogas ( el aspecto del animal despertó las sospechas de los avispados guardias jurados del zoo y, tras un largo interrogatorio, el facineroso bicho terminó confesando ser un camello). En Barcelona, los niños de la Escolanía de Montserrat multaron con 3000 euros a un grupo de padres que hacían fotos impunemente a sus niños junto a las carrozas reales cuando la cabalgata pasaba frente a un edificio oficial de la Generalitat y les obligaron a borrar las imágenes. Todos los pajes de la cabalgata de Valencia -muy probablemente manteros disfrazados- fueron dispersados a garrotazos por una cuadrilla de respetuosos controladores de obra gitanos cuando la comitiva real pasaba por delante de un edificio en obras del casco histórico. Además, les fue requisada la mercancía –supuestamente copias ilícitas de gran calidad de juguetes de marca- para que los churumbeles de los controladores comprobaran fehacientemente la legalidad de las copias jugando con ellas en chabolas y descampados.
     Pero no hay mal que cien años dure. Pasadas las fiestas, volvió la Liga y la Champions. Con el primer partido, remitió la violencia del populacho y regresaron las pacíficas manifestaciones culturales de los hinchas de los equipos de fútbol. Todo legal y ordenado gracias a la autorización administrativa concedida por la Delegación del Gobierno para toda la temporada: cada seguidor podía romper un escaparate, lanzar cariñosamente cien botellas de vidrio a la policía y quemar un máximo dos contenedores de basura por partido. Y, cada semana, la misma apacible rutina. De nuevo los hombres de buena voluntad podían disfrutar de su paz.
  

FELICES FIESTAS